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Miguel Parlado es psicólogo clínico y psicoterapeuta (FEAP) experto en sectas. Con más de 20 años de experiencia clínica en este ámbito, es el docente del Seminario “Intervenciones psicoterapéuticas con familiares, miembros y ex miembros de sectas”, que organiza el COP Andalucía Occidental y su Fundación FUNCOP el primer fin de semana de febrero, y nos ha concedido esta entrevista.

Entrevista por: Aurora Suárez. Área Comunición COP Andalucía Occidental

 

Perlado es coordinador del Grupo de Trabajo sobre Derivas Sectarias del COP de Cataluña, fundador de la Asociación Iberoamericana para la Investigación del Abuso Psicológico y miembro de la Internacional Cultic Studies Association. Impulsor de Encuentros Nacionales sobre Sectas en España, coordinador del libro especializado “Escritos clínicos sobre Sectas”, ha escrito numerosos trabajos especializados. Colabora regularmente con medios de comunicación y mantiene el proyecto virtual de libre acceso “EducaSectas”.

 

- ¿Qué es actualmente una secta? ¿Ha cambiado el concepto con el paso del tiempo?

El concepto de secta habitualmente tiende a estar muy cargado de connotaciones negativas y comúnmente también se asocia al ámbito religioso. Y lo cierto es que a lo largo del tiempo el concepto de secta ha cambiado sustancialmente. Así, ni tienen que ver exclusivamente con el ámbito religioso ni estamos hablando de grupos marginales extraños o minoritarios. Más allá de connotaciones peyorativas que se han ido asociando a lo largo de los años, la práctica diaria de quienes trabajamos con familiares y ex miembros dibuja una amplia diversidad de situaciones.

Hoy en día, por secta entenderíamos todo aquel grupo o movimiento que exige una devoción y dedicación excesiva entre sus seguidores, con dinámicas de grupo que tienden a desplegar por un lado un nivel de dependencia importante; y por otro lado, también niveles de control coercitivo significativos. Estas dinámicas de grupo tienden también a generar daños variables con el paso del tiempo gracias a las herramientas de manipulación que son amplias y muy variadas.

 

- ¿Y qué herramientas de influencia y de manipulación psicológica utilizan estos grupos?

Lejos de considerarse recursos esotéricos, extraños o fuera de lo común, lo que finalmente utilizan las sectas son recursos e influencias más o menos mundanos y cotidianos. Lo que ocurre es que son sistematizados, compactados y sostenidos a lo largo del tiempo. De alguna manera, en una secta el abuso se institucionaliza.

 

- Según un estudio reciente realizado por el canal de televisión Crimen + Investigación, seis millones de españoles/as han estado en contacto con sectas directa o indirectamente y Andalucía es una de las comunidades autónomas que más de estos casos ha concentrado ¿Qué principales mitos existen en la sociedad española en torno a estos grupos?

Sí, este reciente estudio del Canal de televisión Crimen + Investigación fue importante y realizado a nivel estatal, donde tuve ocasión de asesorarles tanto en la confección del mismo como en el análisis de los resultados. Ciertamente, Andalucía es una de las tres comunidades autónomas donde más se detectaban un mayor número de casos. Es un fenómeno que tiene una distribución mayoritariamente en núcleos urbanos pese a que los lugares más rurales puedan ser lugares predilectos para determinadas actividades de fin de semana, talleres, etc.

Es cierto que todavía existen muchos mitos entre la población. Uno de ellos es el mito de la invulnerabilidad: “A mí nunca me pasaría eso, a mí nunca me enredarían, yo nunca entraría en una secta”, olvidando que en toda secta hay un doble lenguaje, una doble agenda, hay una trastienda. Hay una fachada y una vitrina atractivas, seductoras y que tocan fibras sensibles y nos ofrecen respuestas, sentido, un lugar, un grupo. Y después, hay una trastienda donde al final las personas acaban siendo un instrumento al servicio del grupo donde finalmente no importa la persona sino que la doctrina, la ideología y las prácticas se imponen.

Estamos hablando de grupos que finalmente absorben y parasitan a las personas y por tanto, las dejan progresivamente anuladas y más dependientes de la organización.

Hay más mitos todavía que existen en la población en relación a las sectas y los abordaremos en el seminario del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental.

 

- Dado el mito que nos acaba de comentar, no parece que exista un perfil de personas o situaciones personales más susceptibles de sucumbir a la manipulación de una secta.

Como en cualquier ámbito que tenga que ver con el comportamiento humano, es difícil, si no imposible, dar un único perfil predictivo. Lo que sí que podemos decir a raíz de todos los estudios de investigación que se han realizado y también partiendo de mi propia experiencia clínica en estos últimos 20 años atendiendo a centenares de familiares y ex miembros, es que las personas entran por muy diversos motivos en este tipo de dinámicas y tiende a haber un factor común de situaciones de vulnerabilidad personal que aumentan la susceptibilidad para ser atraídos por una secta. Entre ellas están fundamentalmente situaciones de duelo, pérdidas, situaciones que tienen que ver con afectos, con las emociones. El problema del sectarismo no es racional, es relacional y emocional y entran por esa vía.

 

- ¿Es fácil entrar en una secta? ¿Cómo prevenir ser víctima de uno de estos grupos?

Si es fácil o no entrar en una secta, por lo general uno no entra, sino que le entran. Chequean, escanean, buscan el mejor momento y a partir de ahí tiran de la persona para entrarla.

La prevención es una de las áreas fundamentales, cómo poder fortalecer también emocionalmente a las personas, cómo poder ayudar a resistir a influencias indebidas y cómo poder ayudar a construir criterios que vengan a diferenciar, a saber pausar y

tomar decisiones con otro ritmo, no verse empujado por dinámicas de grupo… Hay mucho trabajo por hacer todavía en el ámbito preventivo.

 

- ¿Hay más riesgo en el caso de menores y adolescentes? ¿Las redes sociales están facilitando la captación?

Los adolescentes continúan siendo una población de riesgo porque están en un momento de transición y de cambio. En este sentido, las sectas pueden ofrecer como una pseudoidentidad protésica que los ayuda a una especie de huida hacia delante y a no transitar por los conflictos y tensiones propios de la adolescencia.

El caso de los menores es un tema aparte en el que también ahondaremos en el seminario del COP Andalucía Occidental en Sevilla, es más delicado. Hay que diferenciar entre menores que nacieron o fueron educados en un contexto sectario, y ahí las repercusiones son diferentes al caso de los adultos.

En el caso de preadolescentes y adolescentes, las redes sociales tienen un impacto indudable, lo tienen en términos generales como un signo de identidad y distintivo hoy día entre los jóvenes, Y en este caso pues sí, las sectas han sofisticado sus recursos y emplean las redes de manera muy potente, ágil y muy seductora. Así logran ir extendiéndose. Las redes facilitan muchas cosas con cuestiones sociales hoy en día. Tanto pueden ser un efecto potenciador en sentido positivo como a la inversa, con lo cual, también hay que ayudar a hacer un buen empleo de las redes y a fortalecer criterios de discernimientos claros para no verse enredados por determinadas propuestas.

 

- ¿Existe relación entre la violencia de género y las sectas?

A mi entender y por mi experiencia clínica sí la hay. Y no sólo entre estas dos situaciones sino otras muchas. En términos generales, hablo de una dimensión de control coercitivo que transversalmente la podemos detectar en situaciones de abuso emocional entre dos o más personas, en contextos de pareja o en contextos de grupo pero también en situaciones de dinámicas maltratantes.

Pero al igual también que en otros grupos radicales violentos o en el propio proceso de la radicalización yihadista o inclusive en situaciones relacionadas con la trata de mujeres. De hecho, en estas mujeres que son prostituidas a través de la amenaza y del miedo a posibles efectos vudús, es decir, es una dimensión común que toca diversas situaciones y que transversalmente encontramos. Indudablemente, el caso del maltrato a la mujer o el maltrato entre dos personas es paralelo a las sectas. Al final, el tipo de vínculo que se establece es maltratante: “todo esto lo hago para que evoluciones espiritualmente y vayas más lejos y vas a tener que sufrirlo todo esto…”.

 

- A la hora de poder salir de una secta, ¿cuáles son algunas de las principales psicopatologías derivadas de haber estado en contacto con alguna secta?

Las reacciones psicopatológicas a la salida de una secta son muy variadas. A grandes rasgos podemos establecer tres grandes bloques:

Un primer bloque de respuestas más comunes o generales, que tienen que ver con un estado de desconexión, estado de ánimo bajo, niveles de ansiedad variables, dudas con respecto a uno mismo, a la identidad y la confianza en las relaciones íntimas.

También, las respuestas psicopatológicas más habituales con fobias a las salidas, temores muy instalados por la exigencia del grupo.

Y puede haber reacciones más específicas como descompensación psicótica breve, respuestas de ansiedad inducidas por relajaciones profundas, cuadros severos de ansiedad, trastornos disociativos,… es decir, también puede haber una repercusión que si se pudiera englobar en un gran epígrafe, tendrían que ver con repercusiones de trauma.

 

- ¿Qué principales herramientas y/o capacidades profesionales debe fomentar el/la psicólogo/a para poder ayudar y abordar a familiares, miembros y ex miembros de sectas? La intervención con familiares, adeptos/as y ex adeptos/as de una secta ¿puede o debe hacerse desde un equipo humano multidisciplinar e implica a distintas áreas profesionales de la Psicología?

Es importante que el profesional tenga una buena formación clínica para poder discernir y discriminar entre psicopatologías previas o inducidas por el grupo. Esto es importante, todo el background de formación clínica del profesional, junto con una especialización posterior en esta cuestión que implica conocer bien los grupos y trabajar acompañado de una supervisión adecuada para llevar adelante el caso de una manera efectiva.

Hoy, innegablemente, trabajamos de una manera interdisciplinar donde muchas veces se superponen no solo la intervención psicológica sino también las posibles intervenciones judiciales o inclusive de otra índole. Pienso a nivel farmacológico, por ejemplo, pero también puede a nivel de recursos laborales a la salida, muchas veces se puede recurrir a un detective por cuestiones muy puntales, es decir, aquí la intervención toca a distintas áreas de trabajo.