Estamos en Semana Santa época de aglomeraciones y numerosas personas en la calle. Algunos sufren y tienen fobia, ansiedad o incluso pánico a la hora de acudir a acontecimientos públicos. Hablamos con Nazaret Martínez, Psicóloga Clínica del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental.
- Existe la fobia a permanecer o acudir a lugares con mucho público. ¿Cuáles son los síntomas?
La agorafobia es un trastorno de ansiedad que consiste en tener miedo al miedo de estar en lugares donde uno no pueda recibir ayuda al sufrir una crisis de pánico y se relaciona con el temor intenso a los espacios abiertos o públicos en los que pudiera haber aglomeraciones. Su sintomatología varía ya que la persona afectada siente intensas sensaciones fisiológicas que aparecen súbitamente y pueden incluir taquicardias, sensación de ahogo, sofocos, opresión torácica, entre otras. Además, aparecen automáticamente pensamientos negativos y/o catastróficos relacionados con miedos a sufrir un ataque cardíaco, temor a perder el control, temor a desmayarse en público,…
- ¿Tiene tratamiento?
El tratamiento aconsejado con mayor eficacia es la terapia psicológica de corte cognitivo-conductual, en el que la persona afectada y su psicólogo trabajarán con las situaciones temidas con diversas técnicas y herramientas psicológicas.
- ¿Se puede superar esta situación?
Si la persona afectada desea resolver este trastorno, debe acudir a un profesional de la psicología que le acompañe en el proceso de superación del mismo. Los afectados, una vez que comienzan el camino de la recuperación, ganan mayor libertad de movimientos y una mejor calidad de vida, sintiéndose libres de acudir a cuantos eventos escoja sin preocuparse sobre su salud y sin temer sufrir un nuevo ataque de pánico.
- Pánico, ansiedad, nerviosismo,.. ¿el ser humano puede reaccionar de forma muy diferente?
Efectivamente, las reacciones humanas varían no sólo en el tipo de emoción predominante sino en la intensidad de la misma, es decir, se puede afrontar mejor el miedo a una aglomeración con una leve ansiedad, que con un alto nivel de nerviosismo; el caso es que de la misma forma que podemos padecer estos estados emocionales, también podemos volver a controlarlos y reiniciar la vivencia de la situación en un estado emocional más equilibrado.
- Puede existir una difícil situación queremos acudir o estar pero lo pasamos mal. ¿hacia dónde se suele inclinar la balanza en este tipo de casos?
Pues dependerá del grado de autoeficacia percibida que tenga esa persona, del número de veces que logró afrontar con éxito la situación temida y de los apoyos disponibles que crea tener en ese momento concreto.
- Díganos algún caso curioso que haya conocido.
Recuerdo un recién casado que quería evitar el viaje de luna de miel que se les había regalado a un lugar paradisíaco por temor a montar en avión, y estar encerrado, no pudiendo salir, así como por temor a estar en un país extranjero del que resultaba complicado poder volver a España en caso de necesidad.
- En Andalucía, en Huelva, se vive mucho en la calle. ¿Esta circunstancia hace que existan menos casos que en otros lugares porque estamos acostumbrados a pasar mucho tiempo en sitios muy concurridos?
Es cierto que en Andalucía en general, y gracias a la climatología que tenemos, se vive mucho en la calle, sin embargo, el porcentaje de pacientes agorafóbicos es similar en toda España (alrededor de un 4%) y es más frecuente en mujeres que en hombres. (2 de cada 3 pacientes son mujeres).
- Por último, ¿algún consejo como psicóloga especializada?
El mejor consejo es acabar con el autoengaño de la persona afectada, y que familiares y/o amigos le animen a acudir a un psicólogo para que comiencen a tratar el problema y a buscar soluciones terapéuticas, a la par, si las aglomeraciones causan cierto nivel de nerviosismo, lo ideal es no quedarse en el centro de la aglomeración, sino en los laterales, acudir con personas de confianza que nos brinden apoyo, tener a mano un teléfono móvil para pedir ayuda en el caso de que sea necesario y una botellita de agua, además de repetirnos autoinstrucciones que nos ayuden a afrontar esta situación, tales como “puedo con esta situación “ “Soy capaz de superarla” “ voy a comenzar a respirar de manera relajada para sentirme mejor”, entre otras.