La escasa educación alimentaria, la cultura de la dieta, la amplia exposición a alimentos poco saludables y la difusión en redes sociales de cánones de belleza inalcanzables son factores de riesgo en la adolescencia para desarrollar trastornos de la conducta alimentaria
Con motivo del Día Mundial de la Acción por los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA), que se conmemora cada 2 de junio, el Área de Psicología Clínica y de la Salud del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental y el Grupo de Psicología y Nutrición de la Delegación de Sevilla de esta Institución colegial llaman a la reflexión y a la sensibilización sobre la falta de educación alimentaria en una sociedad donde se impone la cultura de la dieta y la exposición a los modelos de belleza inalcanzables difundidos en redes sociales. Todo ello se convierte en factores de riesgo en la adolescencia para una inadecuada relación con la comida y desarrollar trastornos de dismorfia corporal y/o de conducta alimentaria.
Los trastornos de conducta alimentaria son problemas de salud mental que sufre en torno al 6 por ciento de la población con edades comprendidas entre los 12 y 21 años, según datos del informe de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
La responsable del Grupo de Psicología y Nutrición de la Delegación de Sevilla del COP Andalucía Occidental, Mar Suárez, señala que para una adecuada relación con la comida “es importante flexibilizar lo que comemos sin criminalizar ni prohibir ciertas comidas, siempre teniendo claro que hay productos que requieren un consumo menos frecuente y otros que son de necesidad habitual".
En cuanto a la influencia de las redes sociales en la percepción de la imagen corporal en los/as adolescentes, ya reflejada en estudios científicos, ahora nos estamos encontrando con adolescentes que perciben la imagen de sus iguales de manera distorsionada; que el cuerpo normativo que la sociedad muestra a los jóvenes está muy alejado de los cuerpos reales de nuestro entorno, distorsionando así la percepción corporal propia y de los demás, con el consiguiente riesgo que ello conlleva”, explica la psicóloga experta en conducta alimentaria.
La labor en prevención desde la Psicología en equipos multidisciplinares para la promoción de la salud mental es una pieza clave para ayudar a los adolescentes a desmitificar falsas creencias irracionales y distorsiones cognitivas sobre el peso y la imagen corporal, que pueden estar en el origen de algún trastorno de la conducta alimentaria.