Con motivo del Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, el COP Andalucía Occidental destaca que los psicólogos y psicólogas desempeñan un papel fundamental en el diagnóstico e intervención de Trastornos del Espectro del Autismo (TEA).
"El autismo no es una enfermedad, es un modo diferente de ser humano". Así lo señala el psicólogo experto en Trastornos del Espectro del Autismo (TEA) del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental, Francisco García, con motivo del Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, que se conmemora cada 2 de abril desde que lo instaurara Naciones Unidas.
Desde el COP Andalucía Occidental se destaca a los psicólogos y psicólogas como los profesionales especializados para el diagnóstico e intervención tempranos del menor con TEA y su entorno familiar, así como para llevar a cabo programas adecuados. "Se ha demostrado que una atención temprana consigue que los pequeños/as obtengan mayor evolución", señala Francisco García. "Hay que saber comunicar los diagnósticos y trabajar posteriormente las posibles emocionales en los familiares", matiza el psicólogo experto en TEA miembro del COP Andalucía Occidental.
El Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental defiende además la formación continuada del Psicólogo/a, especialmente relevante para abordar el TEA, ya que los avances en tratamientos se producen periódicamente.
La sensibilización de la sociedad sobre el TEA es muy relevante para el COP Andalucía Occidental por lo que apoya la conmemoración de este Día Mundial con objeto de contribuir a salvar las barreras que aún quedan por romper y a eliminar prejuicios de la sociedad para que las personas que tienen este trastorno puedan vivir de forma plena y digna.
El TEA tiene una tasa de incidencia de 1 cada 160 niños/as y suele hacerse visible en la mayoría de los casos entre los 18 y los 24 meses de edad. Los principales síntomas son la falta de interacción social, dificultad para relacionarse con otros niños y niñas de la misma edad, escaso o nulo contacto visual, evitar el contacto físico, falta de respuesta al ser llamados/as por su nombre, ausencia de lenguaje o alteraciones del mismo. Además, aparecen las estereotipias (movimientos repetitivos), escasa tolerancia a la frustración, risas o llantos sin motivo aparente, hiperactividad o elevada pasividad, carencia de juego creativo. El TEA también puede incluir alta tolerancia al dolor y déficits sensoriales.
Las últimas investigaciones en materia de TEA se acercan cada vez más a los genes implicados. Para Francisco García, esto puede suponer que "en unos años podríamos conocer exactamente la causa, y dónde se produce, para una posible intervención directa sobre los aspectos nucleares del trastorno".